jueves, 11 de mayo de 2017

100.000€ de indemnización por despido

La empresa SECE, dedicada a prestar servicios energéticos, consiguió en 2014 la concesión para mantener el alumbrado público de Granollers. Inmediatamente despidió a trabajadores, sobre todo a los afiliados a CNT, quienes demandaron la nulidad del despido.

En una primera sentencia, los trabajadores ganaron la readmisión en su puesto de trabajo. SECE recurrió hasta el Tribunal Supremo y volvió a perder. Tras una demanda de cumplimiento de sentencia en el que se la multa, ya que no quería readmitir a los compañeros, finalmente les devuelve a su puesto pero sin darles trabajo. A los diez días, los despide nuevamente. Como curiosidad diremos que los ayuntamientos de Granollers y Barcelona estaban al corriente de estos hechos y, aún así, mantuvieron distintos contratos con esta empresa. En Europa, sin embargo, las administraciones públicas cada vez tienen menos relación con aquellas empresas que vulneran los derechos laborales. Debe ser que Granollers y Barcelona son ciudades asiáticas, africanas, estadounidenses o sudamericanas...

Tras una nueva demanda, el Juzgado de lo Social nº 33 de Barcelona, dictó sentencia condenando a SECE a readmitir a los tres trabajadores de CNT y a abonar a cada uno de ellos 100.000€ de indemnización por daños morales y para «evitar que la empresa pueda adoptar en el futuro medidas en vulneración de la tutela judicial efectiva de sus empleados/as».

¿Qué aprendizaje podemos sacar de lo sucedido?
  • Que cuando no defiendes tus derechos, te los quitan.
  • Que cuando los defiendes como un pollo sin cabeza, te los quitan.
  • Que si planteas una estrategia sindical con apoyo de una organización seria, proteges tus derechos.
  • Que a las empresas les mueve el interés económico, cuya fundamento es pagar cuanto menos mejor, a los trabajadores, haciéndoles currar todo lo que den de sí.
  • Que los políticos, en términos generales, no sienten ningún interés por los problemas de quienes trabajamos.
Luchar es el camino, porque el conflicto nos permite arrancar privilegios a quienes nos explotan, para transformarlos en derechos. Tu jefe no es tu amigo y no le debes nada. Que no te sepa mal.

martes, 2 de mayo de 2017

En qué se diferencia la CNT de CCOO y UGT

Decía Blaise Pascal aquello de que si no actúas como piensas, acabarás pensando como actúas. Esta frase tiene que ver con ser consecuente en la vida, y he aquí que queremos exponer cómo hay organizaciones sindicales, compuestas por seres humanos perfectamente capaces de virar en sus actos, que se comportan de manera bastante lógica a su idea de cómo han de ser las relaciones humanas. Pero que mis actos estén de acuerdo a mi idea del mundo, no significa que sean per se actos buenos para mí o para otros. De ahí que planteemos conocer la diferencia entre las organizaciones sindicales, en sus aspiraciones y modo de colmarlas. 

Hoy nos centraremos en las diferencias entre CNT, nuestro sindicato, y CC.OO y UGT. De manera resumida:

Nuestra finalidad es establecer una sociedad donde no haya una clase privilegiada ni otra explotada, para lo cual entendemos hay que sustituir el capitalismo y el estado y sus instituciones, por economías y estructuras políticas donde primen la libertad de elección, la igualdad en derechos y oportunidades, la justicia social, la cooperación y la solidaridad. Las otras dos organizaciones cuestionan de puntillas el modelo de relaciones industriales; hace tiempo que dejaron de hablar de «socialismo» y «comunismo», y en la actualidad defienden el Estado del Bienestar.

En CNT, tomamos nuestras decisiones en libertad, sin depender de partidos políticos, «barones», lealtades a otras organizaciones o intereses de poder. Tanto CC.OO como UGT tienen nexos e intereses en política, que les hace vulnerables.

Nuestra organización no recibe subvenciones, sino que vive gracias a nuestras cuotas. Esto nos impide poseer medios que facilitarían una mayor visibilidad en la sociedad, pero, por contra, no tendríamos que preocuparnos de mantener una macro-estructura y gastos superfluos en caso de retirarse ese subsidio estatal. Además, podemos hablar todo lo mal que queramos del Estado, ya que no le debemos favor ninguno.

No participamos en las elecciones sindicales, porque su naturaleza es favorecer que unos pocos, los profesionales del sindicalismo (delegados de personal, comités de empresa), desmovilicen a la mayoría, mediante la competencia por cuotas de poder y dinero, el control de la información y las decisiones, el disfrute de unos privilegios y la transmisión de la idea perversa de que el sindicato es como una empresa de servicios dirigida a resolver pequeños conflictos laborales. Delegar en otros nuestros problemas provoca que nos terminemos desentendiendo de ellos, que nos volvamos más ignorantes sobre nuestros derechos, distintas tácticas para defenderlos, y dejemos de lado una necesaria reflexión sobre nuestros propósitos como clase trabajadora.

No tenemos delegados de personal y, por tanto, no formamos parte de ningún comité de empresa, al no participar en las elecciones sindicales. Nuestras herramientas para conseguir mejoras son el trabajo de las secciones sindicales y el fomento y participación en las asambleas de trabajadores.

No tenemos liberados sindicales, porque ¿cómo defender algo que no se sufre? ¿Qué sentido tiene el privilegio de faltar al trabajo, mientras el resto de la plantilla está en su puesto? Cuando veas en la calle una concentración de sindicalistas, presta atención a los distintivos, a las banderas: ¿Es la CNT? Allí no hay liberados, sino trabajadores que en su tiempo libre se solidarizan con quienes están en conflicto con el empresario.

No participamos en los consejos de administración de las empresas, junto a la clase privilegiada. No podemos estar de cachondeo o de mariscadas con los que abusan de nosotros a diario.

En nuestra organización, los cargos no son ejecutivos sino meros gestores del mandato de las asambleas, únicos órganos de decisión. Tampoco tenemos personal contratado. En CC.OO. y UGT hay dirigentes que deciden por su afiliación. Además, contratan trabajadores y de la misma manera, les despide... ¿No es un paradójico que sea un sindicato -que está para defender a los trabajadores- el que condene a la precariedad?

La última palabra en un conflicto es dicha por las personas afectadas. Esto significa que nadie va a decirte que te conformes con esto o aquello.

Por último, otro aspecto que nos diferencia de estos «sindicatos» es que en CNT no firmamos despidos. Las otras centrales sindicales cobran cada vez que negocian expedientes de regulación de empleo, eufemismo para denominar a los despidos masivos dentro de una empresa.

Una vez explicadas las diferencias, te toca elegir cómo deseas que vayan las cosas: a peor con los de siempre, o tomando la iniciativa en un sindicato de verdad...