martes, 18 de julio de 2017

36 horas de trabajo a la semana

Con esta entrada nos gustaría mostrarte otra realidad. Una realidad que te ayude a pensar a lo grande. Una realidad que te anime a actuar junto con tus compañeros y compañeras de trabajo para cambiar la actual situación, pésima situación, que arrastra nuestro sector desde hace tiempo en materia de derechos laborales.

Se ha hecho eco el periódico alternativo La Marea, de la gran iniciativa de un grupo de trabajo del sindicato CGT de Andalucía, con la publicación del libro «La jornada de seis horas de 1936», donde se aborda la bonita historia de unos trabajadores semianalfabetos, en situaciones extremadamente precarias y en una sociedad (allá por 1936, poco antes del alzamiento reaccionario de las derechas que desembocó en la Guerra Civil española) donde la vida valía menos que hoy en día, con familias a las que alimentar y alquileres que pagar..., unos trabajadores del ramo de la construcción que alcanzaron unas condiciones laborales que, en cierto sentido, sobrepasan en determinados aspectos las que actualmente «disfrutamos» no solo en Cataluña, sino en el resto de España a excepción de alguna provincia del País Vasco.

En pleno verano, viendo cómo los albañiles y otros trabajadores curran a pleno sol y bajo temperaturas peligrosas para su salud; e incluso nosotros mismos a través de los casales / colonias / campamentos de verano..., fijémonos qué firmaron los trabajadores de la construcción sobre las condiciones relativas a su jornada: «La jornada será de seis horas diarias y treinta y seis semanales, desde el primero de octubre hasta el 30 de marzo se repartirá de nueve a doce de la mañana y de una a cuatro de la tarde. En los meses de primero de abril a treinta de septiembre la jornada será de seis a doce de la mañana».

Los obreros entendían que la unión hace la fuerza y que las conquistas laborales no surgen de la nada, sino que se deben pelear. También tenían claro qué era lo prioritario: su bienestar, su salud, sus familias, su tiempo libre, el acceso al conocimiento por gusto pero también para ser cada vez más autónomos y finalmente ser capaces de dirigir sin amos, sus trabajos, sus vidas. 

¿Por qué hoy no podemos aspirar a mejores condiciones, si hace ochenta años otros lo hicieron con menos recursos y mayores dificultades?

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